A continuación les comparto un artículo escrito por David Huey y publicado ayer
Este artículo ha sido elaborado en colaboración con
Global Exchange y Península 360. David Huey es un consultor independiente que
trabaja en temas de construcción de paz y democracia en Bogotá, Colombia.
(Imagen superior: Un partidario del candidato presidencial de izquierdas
Gustavo Petro en Colombia. Crédito: Manuel Ortiz Escámez)
Traducción al español: Cira D. Apitz.
Los colombianos acudieron a las urnas por segunda vez
en tres meses la semana pasada, poniendo fin a la primera ronda de la carrera
presidencial del país, que ya ha creado un nuevo paradigma para el sistema de
partidos de Colombia. La segunda vuelta promete ser un final de fotografía.
Por eso es importante.
El 55% de las personas con derecho a voto participaron
en la primera vuelta -un 10% más en proporción que en la primera vuelta de hace
cuatro años- y rechazaron rotundamente a los partidos tradicionales que han
gobernado Colombia hasta la fecha.
Entre ellos, el primer y segundo candidato, Gustavo
Petro, del Pacto Histórico de centroizquierda, y Rodolfo Hernández, de la
populista Liga Anticorrupción, obtuvieron el 68,5%. Junto con los votos
registrados por el cuarto candidato, Sergio Fajardo, que representa a la
centrista Coalición por la Esperanza, los candidatos que ofrecen a los
colombianos una clara ruptura con la política tradicional obtuvieron algo menos
del 73% del total de los votos emitidos.
Esto
representa un cambio sísmico en la lealtad política y promete provocar una
reconfiguración completa de los partidos políticos tradicionales de Colombia en
el futuro. Mucho menos claro está qué tipo de cambio elegirán los colombianos
en la segunda vuelta, prevista para el 19 de junio.
Aunque Gustavo Petro duplicó su votación con respecto
a 2018 y fue el claro ganador durante las votaciones del 29 de mayo con una
ventaja del 12%, los analistas políticos coinciden en que se ha acercado
peligrosamente a su techo electoral.
Rodolfo Hernández, por su parte, ha logrado un enorme
impulso político en los últimos 15 días. Se presenta como un empresario de
éxito y un outsider político comprometido con la lucha contra la corrupción, y
es probable que Hernández se lleve la mayor parte de los votos restantes, ya
que los partidos tradicionales le apoyan para bloquear la primera presidencia
de centroizquierda de Colombia.
El mayor perdedor de anoche fue el favorito del expresidente
Álvaro Uribe, Federico Gutiérrez. El candidato de centroderecha de la coalición
Equipo por Colombia sólo obtuvo un 24% de los votos, muy por detrás de Rodolfo
Hernández. Se prevé que se enfrente a Gustavo Petro en la segunda vuelta como
el candidato mejor situado para continuar la política de derechas de Álvaro
Uribe, que tanto ha dominado Colombia en los últimos 20 años.
Federico Gutiérrez ya ha prometido su apoyo político a
Rodolfo Hernández. Se prevé que el cuarto clasificado, Sergio Fajardo, haga lo
mismo.
Esto deja el resultado de la segunda vuelta muy
abierto, con un probable final de fotografía para el candidato ganador. El
ganador tiene menos de tres semanas para convencer al mayor número de votantes
indecisos de que su marca de cambio es la que más necesitan los colombianos,
aunque para ello tendrá que acercarse a los partidos tradicionales para cruzar
la línea de meta del 50%.
Rodolfo Hernández, el autoproclamado "Rey del Tik
Tok", parece ser el mejor posicionado para hacerlo, dado que su estrategia
de campaña autofinanciada se ha basado casi exclusivamente en las redes
sociales. Esto le da la mayor ventaja con los votantes indecisos, ya que puede
seguir apelando a ellos directamente sabiendo que puede dar por sentado el
apoyo de los partidos tradicionales anti-Petro.
La
única esperanza de Petro es acercarse a los votantes ausentes del centro, a los
partidarios de Sergio Fajardo y a la dirección del tradicional Partido Liberal
de centro, pero en el proceso podría arriesgarse a perder parte de su
credibilidad como bastión de los votantes antisistema de Colombia.
Algo
que no ha cambiado y es poco probable que lo haga en un futuro próximo es la
profunda división geográfica de Colombia. La división bidireccional que tan
profundamente polarizó al país durante el referéndum del acuerdo de paz de 2016
ha reaparecido en estas elecciones.
El
mapa electoral que muestra la última ronda de votaciones tiene un asombroso
parecido con el que se produjo hace seis años, cuando la periferia más pobre de
Colombia -compuesta por las regiones más afectadas por más de 50 años de
conflicto armado- votó abrumadoramente para aprobar el acuerdo. El interior de
Colombia, más pacífico y próspero (con la notable excepción de Bogotá), rechazó
el resultado de las negociaciones de La Habana.
Esta
vez, Petro, que se ha comprometido a aplicar plenamente el acuerdo de paz, ganó
en todas las regiones colombianas más sensibles al conflicto, mientras que
Rodolfo Hernández, que ha guardado absoluto silencio sobre el tema durante su
campaña, dominó el núcleo central del país.
La
única excepción al dominio de Hernández en el interior fue en el departamento
de Antioquia, patria y epicentro político del expresidente Álvaro Uribe, feroz
opositor de Gustavo Petro y del acuerdo de paz.
Dada
la presencia de Gustavo Petro durante décadas en la política colombiana,
Rodolfo Hernández puede tratar de asumir el papel de outsider de cara a la
segunda vuelta, y de esta forma reflejar mejor el actual estado de ánimo
antiestablishment de la mayoría de los colombianos.
En
las últimas tres semanas, mucho dependerá de la capacidad de ambas partes para
llegar a los votantes flotantes y convencerlos de que su versión del cambio es
la que mejor refleja el futuro.
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