Este desafortunado comentario merece una entrada aparte en este espacio. ¿Por qué? Por que escucharlo me inspiró varias cosas, pero al final solo sonreí y lo mire desde el oscuro cristal de mis antojos y pensé que no valía la pena contestarle la frase que repitió varias veces, mirándome, quizás queriendo cazar controversia o buscando apoyo a semejante burrada. Estaba con unos amigos, copa de vino blanco en mano, en la Galería Okyo, un caluroso domingo al mediodía. Alegremente comentando la exhibición de fotografías de Ricardo Parra, cuando aparecen un par de tipos cuarentones… bueno, imagíneselo canoso en bluejean y camisa blanca. Saludan, me los presentan, surge la charla casual, pero uno de los susodichos aprovecha para recomendar el libro de su hermana, durante una conversación que fue más o menos así: Sabes que te recomiendo el libro de mi hermana, está muy bueno! Aunque es en español, y tú sabes que a mi me fastidia leer en español. Pero, tú sabes, no es por que sea de mi hermana,...
Un poco de todo y para todos.