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La Currywurst ya tiene museo propio

Aunque no lo crean señores el Currywurst, la versión alemana de nuestro humilde y sabroso “asquerosito”, tiene hasta su propio museo, cuya apertura este 15 de agosto de 2009 viene a celebrar sus seis décadas de existencia.

Se le atribuye su creación a una señora llamada Herta Heuwer quien por el año 49 vendía una salchicha de cochino sancochada a la que acompañaba con una salsa de tomate con curry y otras especias no reveladas. Fue tal la popularidad que 10 años después la señora patento su salsa, Chillup, y mudo el negocito a un local mas grande donde empleaba a 19 mujeres como vendedoras.

Resulta que los alemanes engullen cerca de 800 millones de las currywurst anualmente, y 70 millones solo en Berlín. Es que este sencillo plato es lo que los alemanes conocen como comida rápida o para llevar. La venden en carritos en la calle, en restaurantes grandes y pequeños y en el supermercado. Lo mismo que nuestros perros calientes, pero la sirven diferente.

Y aunque los alemanes tienen la posibilidad de ensuciarse la ropa mientras las comen, la diferencia esta en la manera en las sirven. Las currywurst, o salchichas de puerco, se sirven rebanadas y bañadas con la salsa de tomate y curry que les da el nombre, también las sirven con pan y la salsa, y con papas fritas. Como verán, no es nada “Light”.

Si visita Berlín encontrará el museo detrás del tristemente famoso Checkpoint Charlie, el punto de control que marcaba el comienzo del sector de la capital germana que dominaban los soviéticos. El museo dedica sus 600 metros cuadrados a todo lo que este simple y humilde platillo ha significado para los alemanes, y muy en especial para los habitantes de Berlín y de Hamburgo (ambas ciudades se disputaban el lugar de nacimiento de la Currywurst).

Su creador y curador es Martin Loewer y dice que se le ocurrió la idea del museo durante un viaje a Jamaica (¿seria que se fumo un porro y se antojo tanto de comer currywurst que termino indeleblemente marcado por la nota?). Bueno nota o no, el resultado es que si usted quiere entrar al museo de la salchicha tiene que desembolsar unos $16; y como es una novedad, su creador espera que va a tener una buena acogida entre sus coterráneos. Aunque dice que no espera hacer grandes ganancias y que este museo solo se trata de dar algo al pueblo, según dice el articulo publicado en la página de la Deustche-Welle.

La verdad que por mas que Filippo y Joao sean reconocidos como los mejores perrocalenteros de Caracas, aun no me imagino que nosotros vayamos algun dia a hacerle un museo solo para nuestro humilde perrito que nos resuelve las madrugadas y los almuerzos cuando hay poco real.

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