Nada más apetitoso que una copa de Prosecco o Pinot Griggio con una buena selección de quesos y embutidos italianos con grissinis, fungatta, pesto de pimentón, crema de parmesano rayano, y un par de bombones Baci para coronar el encuentro. Así fue mi cita con Franco di Blasi y Joan Bavaresco en la Bottega La Dolce Vita. Ellos son los dueños de esta apetitosa aventura que ofrece a los paladares locales una ventana al vasto universo culinario italiano. Cuando uno entra todo está debida mente ordenado y a la vista, que si la pasea de anaquel en anaquel se va a querer llevar casi todo a casa: galletas, croissants rellenos de chocolate, mermeladas de duraznos y otras frutas, los ramos secos de orégano silvestre, las pastas, risottos, polentas, gnocchis, pestos tanto como el tradicional de albahaca como de pimentón, aceites de oliva extra vírgenes, balsámicos de higo entre muchas otras cosas. Joan Bavaresco a punto de probar el dip de parmesano ...
Un poco de todo y para todos.